¿Te interesa la transición energética o la gestión del carbono? ¿En qué consiste la economía circular? ¿Y la política energética o el derecho a la energía?
El concepto de transición energética hace referencia a la evolución del modelo energético hacia uno menos intensivo en carbono. Las sociedades, en función de sus necesidades y recursos, deben dar forma a nuevos modelos con menor impacto ambiental y a su vez asegurar la disponibilidad de energía asequible a todo el mundo. La tecnología es una gran aliada para esta misión, en la que las energías renovables y la eficiencia energética son fundamentales.
La inteligencia artificial (IA) está revolucionando el panorama tecnológico. Y el sector energético no es ajeno a estos cambios. En este artículo, los mayores expertos en IA del mundo explican cómo el aprendizaje automático puede, por ejemplo, ayudar a aumentar la eficiencia, controlar la demanda energética o mejorar las formas de movilidad, en vistas a frenar el cambio climático.
Para hacer frente a los objetivos climáticos es importante realizar estudios predictivos con los que poder visualizar cómo será el panorama energético a medio plazo y actuar acorde al mismo. Este interactivo resume cómo se prevé la transición energética hasta 2050, lo que pasará con las distintas fuentes de energía y la evolución de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
No hay un único camino hacia la transición energética sino que existen diversas vías para evolucionar hacia una economía baja en carbono. En su último estudio, el World Energy Council proporciona tres posibles escenarios de transición que pueden ayudar a diseñar soluciones concretas y ajustadas a los desafíos energéticos a nivel mundial, nacional y local.
La eficiencia será otro de los pilares que sustentarán el nuevo modelo energético. En este artículo de opinión, las expertas Kim Fausing, CEO de Danfoss, y Rachel Kyte, de Naciones Unidas, exponen cómo la eficiencia energética es la manera más rentable de lograr el crecimiento económico, avanzar hacia la descarbonización de las economías y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Los Gases de Efecto Invernadero (GEI) son ricos en carbono, por lo que, es necesario realizar una buena gestión del mismo. Además de evolucionar a modelos de menores emisiones de estos gases, es también necesario desarrollar tecnologías que permiten capturar, almacenar y reutilizar el CO2 (GEI más común) y destacar la importancia y el futuro papel de los sumideros naturales: bosques, suelos y océanos.
A lo largo de la historia, el carbono se ha movido en un ciclo natural entre el océano, la tierra y la atmósfera. Este flujo continuo y constante regula el CO2 que hay en la atmósfera y permite la vida en el planeta, que de otro modo sería mucho más frío. Pero desde la Revolución Industrial, la actividad humana ha originado un fuerte aumento que ha alterado el ciclo natural del carbono.
En el marco del Acuerdo de París, la UE se ha comprometido a avanzar hacia la neutralidad de carbono en 2050. Esto se consigue cuando se emite a la atmósfera la misma cantidad de CO2 que la que se retira por diferentes vías -como los sumideros naturales de carbono (suelos, bosques y océanos) o las tecnologías de captura y almacenamiento-, dejando un balance o huella de carbono cero.
La comunidad científica trabaja actualmente en diversas innovaciones para eliminar el CO2 de la atmósfera. La charla presenta de forma breve algunas de ellas, como un sistema de reacciones químicas que funciona a modo de “bosque sintético” captando y reutilizando el CO2 del aire. Se muestran sus ventajas e inconvenientes y los siguientes pasos para que se convierta en una realidad.
La tecnología es uno de los pilares para disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera y con ello reducir el calentamiento global. Una de las más avanzadas para este propósito son las denominadas CAC, tecnologías de captura y almacenamiento de CO2, que sirven para secuestrar el carbono procedente de la industria, transportarlo y almacenarlo permanentemente en formaciones geológicas profundas.
Frente al ‘usar y tirar’, la economía circular apuesta por la reutilización, la reparación, el reciclaje y por buscar una segunda vida útil a los residuos. También incide en tener en cuenta el impacto ambiental en todo el ciclo de vida de los productos, optimizar el uso de las materias primas y ser más eficiente con la energía que se utiliza durante la producción y el transporte de los productos y servicios. Te contamos más sobre este enfoque.
Ya conocemos en qué consiste la alternativa de la economía circular pero, ¿hasta qué nivel está implantada? ¿Existen políticas que la fomenten en nuestro entorno? ¿Qué pasos se tienen que dar? En este artículo podrás encontrar información sobre el Plan de acción europeo de economía circular y su grado de cumplimiento, así como sobre la estrategia de la UE para el caso de los plásticos.
Minimizar los residuos es una de las prioridades de la economía circular. Y no solo una vez consumidos los productos, también a lo largo de toda la cadena de producción y distribución: utilizando recursos que no dañan el medio ambiente, apostando por materiales biodegradables o reintroduciéndolos en un nuevo ciclo productivo a través de su reciclaje o reutilización, como muestra esta infografía.
Hasta ahora, la economía de consumo había funcionado según un modelo lineal: producir, consumir y tirar. Pero esto no es sostenible. Por ello, se está apostando fuerte por un modelo más respetuoso con el planeta, la economía circular: optimizar los recursos y encontrar una nueva vida útil a los residuos. Con este interactivo podrás saber más sobre este enfoque, en qué consiste y cuál es su origen.
Dar respuesta al cambio climático requiere el esfuerzo conjunto de múltiples actores: empresas, organizaciones sociales, ciudadanos y también gobiernos. Los estados y las organizaciones supranacionales deben fijar metas ambientales que se puedan cumplir y además deben diseñar programas y políticas que permitan alcanzar esos objetivos. ¿Quieres saber qué se está haciendo?
El vídeo recoge los principales resultados del informe especial del IPCC sobre el impacto del calentamiento global de 1.5°C, según lo establecido por el Acuerdo de París. El trabajo, respaldado por más de 6.000 estudios científicos, concluye que alcanzar este aumento máximo es un objetivo posible, aunque requiere un ambicioso programa de reducción de emisiones y algunos cambios sociales profundos.
El artículo analiza brevemente los compromisos adquiridos por la comunidad internacional en materia de cambio climático desde 1972 y concluye que dichos compromisos deben ser asumidos como propios también por parte de la industria. Ésta debe poner a disposición de la sociedad su creatividad y capacidad de innovación para afrontar dichos desafíos.
La energía está en la base del crecimiento económico, el desarrollo social y el bienestar personal. La población mundial y el desarrollo económico aumentan a un ritmo frenético, por lo que, la demanda de energía será cada vez mayor. Garantizar a todo el mundo el acceso a una energía asequible, segura y sostenible es uno de los grandes retos de nuestro tiempo.
La energía tiene un papel facilitador clave para conseguir la seguridad alimentaria y una mejor nutrición. Es esencial para lograr cadenas alimentarias eficientes y más inclusivas, permitiendo mayores rendimientos. El texto resume la importancia de la energía para reducir el hambre y cómo comunidad internacional busca mejorar el acceso a servicios energéticos modernos en los sistemas alimentarios.
La pobreza energética afecta a casi dos tercios del África subsahariana. Y el creciente aumento demográfico en la región aumentará las necesidades de energía. En esta charla se aborda la necesidad de construir un nuevo sistema energético que combine de forma equilibrada de diversos sistemas, como la energía solar, los parques eólicos, la energía geotérmica y una infraestructura de redes modernas.
Este contenido ofrece, de forma interactiva, los resultados del monitoreo periódico del ODS7 de cara a alcanzar las metas planteadas de acceso a energía sostenible para 2030. Se evalúan los progresos realizados por cada país en tres asuntos concretos: garantizar el acceso a la energía, avanzar en eficiencia energética y aumentar sustancialmente la proporción de energía renovable.
La energía es un elemento básico para afrontar prácticamente todos los retos y oportunidades a los que se enfrenta el mundo actual, como los recogidos en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. En concreto, el ODS7 señala que para crecer es fundamental el acceso a una energía asequible, segura y moderna para todos. Conoce todas las metas de este objetivo en el presente artículo.